lunes, 26 de noviembre de 2012

La obligatoriedad de la vestidura eclesiástica



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Aunque aquí se manifiestan las razones para llevar los trajes clericales, el autor de estas líneas manifiesta la más completa comprensión hacia sus hermanos sacerdotes que no llevan esas vestiduras. Entiendo que mis ideas son difíciles de aceptar por todos aquellos que han sido formados desde el principio en seminarios en los que la idea esencial era de que lo importante es la cercanía con la gente y que, por tanto, todo signo de distinción conlleva separación, alejamiento y, por tanto, un mal cumplimiento del ministerio de ayuda al prójimo.

En este escrito, hablo de los argumentos a favor de los hábitos eclesiásticos, pero no me cuesta entender las razones contrarias a estos argumentos. Yo sostengo la postura aquí expuesta, simplemente porque que entre unas razones y otras, me convencen más las razones a favor del hábito eclesiástico. Pero no juzgo a los que portan ropas seculares habiendo tomado sobre sí un estado clerical. No juzgo, ni lo más mínimo, a los que se revisten de ropas laicales estando consagrados dentro del estado eclesiástico.

Creedme los que leéis estas líneas, no juzgo, no pienso mal, no digo en mi interior: qué sacerdote es éste tan mundano, qué secularizado está, que poco espiritual, qué desobediente. Si alguna vez he sentido la tentación de pensar eso –tentación-, me he contenido. Y si he consentido, me he arrepentido. Por el contrario, siempre pienso que cuando veo a alguien así, que ha sido formado en otra mentalidad. Ni juzgo, ni critico. Quede eso bien claro. He conocido a infinidad de buenos sacerdotes que no vestían de un modo clerical, sino como laicos. Y no sólo sacerdotes buenos, sino también inmejorables, verdaderos hombres de Dios, hombres santos que vistieron como laicos. Indudablemente, el modo en que hemos sido educados influye mucho el resto de nuestra vida.

Habiendo dejado claros mis pensamientos acerca de no juzgar, ante la pregunta si es obligatorio para los clérigos vestir de un modo eclesiástico: la respuesta es sí.

La ley de la Iglesia lo ordena. Y lo ordena con la autoridad recibida de Cristo. Cada clérigo debe vestir de acuerdo a las normas emanadas por su conferencia episcopal.

Pero independientemente de lo que diga la letra de las normas dados por cada conferencia episcopal, el espíritu de la ley universal, el espíritu de la norma dada desde hace más de un milenio, es que los clérigos vistan de un modo diferente al de los laicos.

La cuestión de cómo viste un clérigo no es una recomendación, sino que es una cuestión de obediencia al sentir de la Iglesia.

La razón esencial de esta norma, eso no hay que olvidarlo, es espiritual. Bueno también es recordar que, aun admitiéndose otras opciones aprobadas por la jerarquía, lo específico del traje clerical ha sido siempre el que se tratara de una túnica talar, en recuerdo de la túnica de Nuestro Señor Jesucristo y de sus Doce Apóstoles.

Padre José Antonio Fortea
Visto en: http://www.juventutem.com.ar/

lunes, 19 de noviembre de 2012

Papa llamó a los jóvenes a ser misioneros en Internet



El papa Benedicto XVI afirmó que los jóvenes cristianos tienen que ser los primeros misioneros en el mundo, tienen que usar Internet para divulgar el Evangelio
 y conocer la fe de forma tan precisa "como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su ordenador".
El pontífice así lo manifestó en el mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará del 23 al 28 de julio del año que viene en Río de Janeiro (Brasil), que tiene como lema "Id y haced discípulos a todos los pueblos", hecho público este viernes por el Vaticano.
En su mensaje, el papa recordó la última JMJ, celebrada en Madrid en agosto de 2011, e invitó a los jóvenes a ser los primeros misioneros entre sus coetáneos para compartir "en el continente digital, en este mundo de Iinternet"la belleza del encuentro con Jesús y dejarse atraer por Él.
"¡Dejaos atraer por él! ¡Vivid esta experiencia del encuentro con Cristo, junto a tantos otros jóvenes que se reunirán en Río para el próximo encuentro mundial! Dejaos amar por él y seréis los testigos que el mundo tanto necesita", escribió el papa en su mensaje.
Benedicto XVI señaló que hay muchos jóvenes hoy en día que dudan profundamente de que la vida sea un don y no ven con claridad su camino y que por ello, ante las dificultades del mundo contemporáneo, es necesario mostrarles que la luz de la fe es la que ilumina esa oscuridad.
"La Iglesia cuenta con vosotros. Sois los primeros misioneros entre los jóvenes, sois los que vais a recoger la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia. Sois los que vais a formar la sociedad de mañana", subrayó el papa recordando el Mensaje de Pablo VI a los jóvenes tras el Concilio Vaticano II.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Benedicto XVI nuevamente pide respeto por las normas litúrgicas


 

Benedicto XVI pronuncia su discurso hoy durante la visita Ad Limina Apostolorumde un grupo de los obispos de Francia.
Por supuesto, el Papa habla pero sus “hermanos en el episcopado” y sus “colaboradores” en el oficio de santificar no se dan por aludidos.
Benedicto XVI ha pedido por enésima vez que se respeten las normas litúrgicas. Lo ha hecho hoy a las 11 horas en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, en el curso de sudiscurso durante la visita Ad Limina Apostolorum de los Sres. obispos de Francia, 2° grupo, provincias del Norte y del Este. Esto es lo que ha dicho el Santo Padre:

Conociendo el cuidado con que Vosotros quereis rodear vuestras celebraciones litúrgicas, os animo a cultivar el arte de celebrar, a ayudar a vuestros sacerdotes en este sentido, y a trabajar sin descanso para la formación litúrgica de los seminaristas y de los fieles. El respeto de las normas establecidas expresa el amor y la fidelidad a la fe de la Iglesia; la belleza de las ceremonias, mucho más que las innovaciones y los ajustes subjetivos, constituye una obra duradera y eficaz de evangelización.

Fuente: Secretum Meum Mihi.
Visto en: http://www.juventutem.com.ar/

viernes, 16 de noviembre de 2012

La Santa Sede impone una “estricta” sobre los hábitos talares para todos los prelados que trabajan en el Vaticano




                       




Ciudad del Vaticano - Más rigor no sólo en la doctrina, en los procedimientos, 
o en los comportamientos. También en el modo de vestir. La Santa Sede 
impone una “estricta” sobre los hábitos talares para todos los prelados 
que trabajan en el Vaticano. No serán aceptados hábitos “burguéses”: 
el mínimo tolerado será el clergy-man —el hábito religioso que incluye 
pantalones, camisa y chaqueta en color negro o gris— ern tanto que 
religiosos y religiosas deberán llevar el “hábito” de su propia orden a la 
que pertenezcan.


Este es el efecto de un decreto de la Congregación para el Clero, aprobado por la 

Secretaría de Estado y entrado en vigor en las últimas semanas, que impone rígidos 
códigos de vestimenta para todos los empleados religiosos de la Santa Sede. Hasta el
 momento, demasiados sacerdotes en suéter o en el verano en camisa de manga 
corta. 
Basta, en efecto, con los sacerdotes “casuales”, es la índicación de la actual jerarquía 
vaticana para la negligencia y para una imágen no adecuada con el rol.
El nuevo código de comportamiento impuesto por el Estado Vaticano establece que

los sacerdotes, los religiosos y las religiosas empleados de la Santa Sede tendrá que 
ir a sus respectivas oficinas rigurosamente con el hábito religioso. Para los sacerdotes 
el mínimo permitido es el clergy-man. Mejor aún, aunque no es obligatorio, la vestidura 
talar(que llega hasta los talones). Para los pertenecientes a las órdenes religiosas, 
incluidos las religiosas, es fuetemente aconsejada la vestimenta de la propia
congregación.
La ola pues, de algún modo tradicionalista, del pontificado de Ratzinger, además de la 
doctrina, también implica la forma de vestir, eliminando —por lo menos dentro de la 
Ciudad Leonina y en todos los dicasterios vaticanos— una excesiva libertad.
Para el nuevo giro de tuerca, la Congregación para el Clero ha promulgado incluso un 
decreto, avalado también por la Secretaría de Estado, un signo de cómo es 
considerada la cuestión en los pisos superiores del Palacio Apostólico. Esta no es la 
primera vez, sin embargo, que se emiten directivas sobre la materia.
A pesar de que cubre una amplia serie de custiones y comportamientos, de hecho, ya 
en el “Reglamento General de la Curia Romana”, que entró en vigor el 1° de julio 
1999, aprobado por el Papa Juan Pablo II en sustitución de la precedente normativa 
de 1992, preveía entre otras normas, incluso disciplinarias, aquela que imponía a los 
sacerdotes llevar siempre hábito eclesiástico en la oficina, en tanto también a los 
laicos se les pedía vestir de un modo “decoroso”.
El documento tenía por objeto hacer que el reglamento en materia de trabajo 
“mayormente adecuado para la finalidad del particular servicio eclesial de cuantos, 
en la Curia romana, colaboran con el Santo Padre en su misión universal”. Principios 
que se han tenido en cuenta también en las nuevas normas, más específicas, para
prohibir entre los sacerdotes deslices “casuales” y los hábitos no rigurosamente 
eclesiásticos.
Información de Il Secolo XIX, Nov-15-2012. Traducción de Secretum Meum Mihi.
Visto en: http://www.unavoce-laplata.blogspot.com.ar

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Crearán una oficina que se encargará de la música, el arte y la arquitectura para la liturgia



Culto divino, la reforma de la Congregación


Se aprueba la reorganización: una oficina se encargará de la música, del arte y de la arquitectura para la liturgia

La reestructurtación fue aprobada el pasado 3 de septiembre por la Secretaría de Estado, con el visto bueno de Benedicto XVI: la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se reorganiza con el nacimiento de nuevas oficinas, que serán operativas a principios de 2013. La principal novedad es la oficina que se dedicará específicamente al arte y a la música para la liturgia (de la que Vatican Insider había dado noticia), que ofrecerá las líneas guía para que tanto los cantos de la misa como las estructuras de las nuevas Iglesias se adecúen y correspondan al ministerio que se celebra.
Las novedades introducidas en el dicasterio que dirige el cardenal Antonio Cañizares Llovera llegan a poco más de un año de distancia del motu proprio “Quaerit Semper” del 27 de septiembre de 2011, con el que Benedicto XVI había transferido a la Rota Romana la competencia sobre dos materias de las que hasta entonces se ocupaba la Congregación para el Culto. La primera tiene que ver con la nulidad de la ordenación sacerdotal y la segunda, con la dispensa en los casos de matrimonios contraídos pero no consumados. Prácticas que ocupaban bastante del tiempo de la congregación del cutlo.
En el motu proprio, el Papa explicaba que: «En las circunstancias actuales, ha parecido conveniente que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se dedique principalmente a dar nuevo impulso a la promoción de la Sagrada Liturgia en la Iglesia, según la renovación querida por el Concilio Vaticano II a partir de la Constitución Sacrosanctum Concilium». El dicasterio debe dedicarse a un proyecto amplio que favorezca el «ars celebrandi», la fidelidad a la constitución conciliar y a los dictámenes y a las instrucciones del nuevo misal.
Como ya no existen las dos oficinas (la de los sacerdocios y la de los matrimonios), crece la oficina litúrgica: los nuevos entes litúrgico-doctrinales se ocuparán del mismo tema en las dos grandes áreas lingüísticas anglosajona y latina. Además, se creará otra oficina para los aspectos disciplinarios y jurídicos. Una nueva sección se ocupará del arte y de la música en la liturgia, es decir, no se dedicará al arte sacro ni a la música sacra, sino solo al arte y a la música en el ámbito litúrgico.
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
Fuente: Vatican Insider

Motu Proprio “Latina lingua”: el Papa instituye una Academia para promover el latín


Presentamos la traducción de “La Buhardilla de Jerónimo” del Motu Proprio “Latina lingua”, que ha sido publicado hoy por la Santa Sede, por el cual el Papa Benedicto XVI, con la intención de promover el conocimiento y el uso de la lengua latina, instituye una Pontificia Academia de Latinidad.
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Carta Apostólica en forma de Motu Proprio “Latina lingua” con la cual se instituye la Pontificia Academia Latinitatis
1. La lengua latina ha sido siempre tenida en altísima consideración por la Iglesia Católica y por los Romanos Pontífices, los cuales han promovido asiduamente el conocimiento y la difusión, habiendo hecho de ella la propia lengua, capaz de transmitir universalmente el mensaje del Evangelio, como ya es afirmado con autoridad por la Constitución ApostólicaVeterum sapientia de mi Predecesor, el Beato Juan XXIII.
En realidad, desde Pentecostés, la Iglesia ha hablado y ha rezado en todas las lenguas de los hombres. Sin embargo, las Comunidades cristianas de los primeros siglos usaron ampliamente el griego y el latín, lenguas de comunicación universal del mundo en que vivían, gracias a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la herencia de la cultura helenista-romana.
Después de la desaparición del Imperio romano de Occidente, la Iglesia de Roma no sólo continuó valiéndose de la lengua latina, sino que se hizo, en cierto modo, custodia y promotora de ella, tanto en ámbito teológico y litúrgico, como en el de la formación y de la transmisión del saber.
2. También en nuestros tiempos, el conocimiento de la lengua y de la cultura latina resultan muy necesario para el estudio de las fuentes de las que se sirven, entre otras, numerosas disciplinas eclesiásticas, como por ejemplo, la Teología, la Liturgia, la Patrística y el Derecho Canónico, como enseña el Concilio Ecuménico Vaticano (cfr Decr. Optatam totius, 13). Además, en esta lengua están redactadas, en su forma típica, para evidenciar el carácter universal de la Iglesia, los libros litúrgicos del Rito romano, los documentos más importantes del Magisterio pontificio y las Actas oficiales más solemnes de los Romanos Pontífices.
3. En la cultura contemporánea se nota, sin embargo, en el contexto de un generalizado debilitamiento de los estudios humanistas, el peligro de un conocimiento cada vez más superficial de la lengua latina, incluso en el ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes. Por otra parte, precisamente en nuestro mundo, en que ocupan tanto lugar la ciencia y la tecnología, se encuentra un interés renovado por la cultura y la lengua latina, no sólo en aquellos continentes que tienen las propias raíces culturales en la herencia grecorromana. Esta atención es muy significativa ya que no concierne solamente a los ámbitos académicos e institucionales, sino también a los jóvenes y estudiosos procedentes de naciones y tradiciones muy diversas.
4. Es, por eso, urgente sostener el empeño de un mayor conocimiento y un uso más competente de la lengua latina, tanto en el ámbito eclesial, como en el mundo más vasto de la cultura. Para dar relieve y resonancia a ese esfuerzo, resultan muy oportunas la adopción de métodos didácticos adecuados a las nuevas condiciones y la promoción de una red de relaciones entre las instituciones académicas y entre los estudiosos, con el fin de valorizar el rico y multiforme patrimonio de la cultura latina.
Para contribuir a alcanzar esos objetivos, siguiendo las huellas de mis venerados Predecesores, con el presente Motu Proprio instituyo hoy la Pontificia Academia de Latinidad, dependiente del Pontificio Consejo para la Cultura. Es dirigida por un Presidente, ayudado por un Secretario, nombrados por mí, y por un Consejo Académico.
La Fundación Latinitas, constituida por el Papa Pablo VI, con el Quirógrafo Romani Sermonis, del 30 de junio de 1976, se extingue.
La presente Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, con la cual apruebo ad experimentum, por un quinquenio, el único Estatuto, ordeno que sea publicada en L’Osservatore Romano.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 10 de noviembre del 2012, memoria de San León Magno, en el octavo año de Pontificado.
  BENEDICTUS PP XVI



lunes, 12 de noviembre de 2012

SOBRE LA FORMA EXTRAORDINARIA


"El diablo odia la Misa tradicional, y la odia porque es la más perfecta reformulación de todas las enseñanzas de la Iglesia. Y sobre esto Dietrich me dio la clave. Porque, mucho antes del Concilio, los sacerdotes que la rezaban ya habían perdido el sentido de lo sobrenatural y trascendente. La recitaban rapidísimo, casi murmurando y sin articular bien las palabras, señal de que intentaban introducir en la Misa su propia secularización. La misa tradicional no permitía irreverencia alguna y por eso muchos malos sacerdotes se alegraron cuando se la dejó de celebrar."

Dra. Alice Jourdain

¿Qué es Una Voce?





La Federación Internacional Una Voce tiene filiales en 30 países. Es un movimiento de seglares cuyos objetivos principales son los que establece el artículo 2 de sus estatutos y que consisten en:
a).- Asegurar que la Misa Romana tradicional se mantenga tal como fue codificada en el Misal Romano codificado por el Papa San Pío V, y posteriormente retocado por el Papa Juan XXIII, tanto en la letra como en la práctica, como una de las formas de celebración litúrgica reconocidas y honradas en la vida litúrgica universal.

b).- Obtener el libre uso de todos los demás libros litúrgicos romanos que "atesoran las formas litúrgicas y disciplinarias de la tradición latina".
c).- Salvaguardar y promover el uso del latín, del canto gregoriano y de la polifonía sacra en la liturgia de la Iglesia Católica
d).- Impulsar activamente el establecimiento de parroquias y capellanías no jurisdiccionales en las cuales sean utilizados exclusivamente los libros litúrgicos empleados en 1962.
La primera iniciativa para preservar la herencia latina de la iglesia procedió, no de un país predominantemente católico, sino de una señora de Noruega, una nación con una de las menores poblaciones católicas. En el verano de 1964, la Dra. Borghild Krane, una eminente psicóloga de Oslo, envió una apelación a los católicos preocupados para agruparse en asociaciones en defensa de la herencia litúrgica católica. Como resultado de esta apelación, comenzó a surgir un número de asociaciones nacionales en 1964/5, comenzando en Francia, donde, por una muy feliz inspiración, se la denominó UNA VOCE. La fecha oficial de su fundación es el 19 de diciembre de 1964. La Dra. Krane, su fundadora, falleció el 14 de octubre de 1997.


Conscientes de la necesidad de coordinar sus esfuerzos, los delegados de seis asociaciones europeas se reunieron en Roma a comienzos de 1965 y acordaron crear una estructura supranacional adecuada. Este fue el comienzo de la FEDERATIO INTERNATIONALIS UNA VOCE (FIUV), fundada en Zurich el 8 de enero de 1967, cuando los delegados de las, para entonces, veinte asociaciones, aprobaron el borrador de los estatutos y eligieron el primer Consejo. En el encuentro, el Dr. Eric de Saventhem fue elegido presidente en forma unánime. Siempre fue reelegido en forma unánime en todas las Asambleas Generales subsiguientes y, sería aún el presidente, de no ser por su decisión de declinar prematuramente por razones personales en enero de 1995. Michael Davies, de Gran Bretaña, fue elegido para sucederlo.
La Federación es reconocida por la Santa Sede, sus puntos de vista son recibidos con cortesía y respeto por las Congregaciones Romanas pertinentes y, recíprocamente, los representantes de éstas son también recibidos de la misma manera. Hacer conocer nuestras necesidades espirituales y deseos a nuestros pastores espirituales es un derecho que nos fue otorgado en la Constitución de la Iglesia Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II (nº37), y repetida en el Código de la Derecho Canonico de 1982 (Canon 212):
Los laicos tienen, como todos los cristianos, el derecho a recibir con abundancia los bienes espirituales de la Iglesia a través de sus santos pastores, especialmente la asistencia de la Palabra de Dios y de los Sacramentos. Cada laico debería revelar abiertamente a sus pastores sus necesidades y deseos, con esa libertad y confianza que corresponde a un hijo de Dios y hermano en Cristo. A un laico, por razón de conocimiento, competencia o capacidad especial de la que pueda disfrutar, le es permitido e incluso obligatorio, expresar su opinión sobre las cosas que conciernen al bien de la Iglesia.